APORTE ECONÓMICO DE UN SISTEMA DE GESTIÓN DE LA CALIDAD
Al contrario de lo que se dice habitualmente (“la calidad cuesta”), un sistema de gestión de la calidad puede ser financieramente rentable.
En efecto, las inversiones realizadas al principio, y permanentemente tras la certificación, pueden rentar monetariamente al menos en cuatro ámbitos:
· La mejora de la satisfacción del cliente y, por consiguiente, la mejora de la imagen de la calidad, la garantía de la fidelización y la posibilidad de recomendación a futuros clientes. Estos beneficios pueden cifrarse en cuotas de mercado ganadas o que no han pasado a la competencia.
· La disminución de las disconformidades sobre la totalidad de los procesos y, por consiguiente, la disminución de los costes debidos a dichas disconformidades.
· La mejora de la fluidez en los procesos, las interfaces, las comunicaciones y las interacciones internas que incrementen la productividad global de la organización por la desaparición de las pérdidas de tiempo debidas a las incomprensiones, a las informaciones incompletas, etc.
· El control de los riesgos (acciones preventivas) que impiden que se declaren disconformidades y perjudiquen la imagen de la organización.
Aún es necesario que el sistema sea verdaderamente eficiente y que las acciones definidas e implementadas aporten verdaderamente una ventaja.
Por ejemplo. si el método y las herramientas utilizadas para mejorar la comunicación interna, con fines de eficacia del sistema de la calidad, no son más que un enfoque impuesto para obtener la certificación, pero no se han allanado los problemas y las entidades internas no se comunican verdaderamente de manera eficaz, hará cierta la afirmación de que el sistema cuesta.