Riesgo laboral es la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo (enfermedades, patologías o lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo).
Ejemplo:
Un trabajador que realiza una tarea y el suelo está mojado y resbaladizo, tiene la posibilidad de tener un resbalón y sufrir una caída.
El peligro en el ámbito laboral se define como la causa o situación potencial para causar perjuicio en términos de lesiones o enfermedad, daños a la propiedad, daños en el entorno del lugar de trabajo, o una combinación de todos ellos.
Ejemplo:
Una persona que trabaja en una instalación eléctrica sin cortar previamente el paso de corriente y sin llevar todas las protecciones pertinentes, está ante un peligro de sufrir un daño inmediato.
Se considera como daños derivados del trabajo, “las enfermedades, patologías o lesiones sufridas con motivo u ocasión del trabajo” (Art. 4.3 Ley 31/1995); puede tener su origen en el propio lugar de trabajo, en el trabajo desarrollado, en el incumplimiento de las normas, una ausente o insuficiente formación, la organización del trabajo, etc. Se considera que todos estos aspectos deben ser tenidos en cuenta para identificar los riesgos derivados del trabajo.
La gravedad del riesgo es la probabilidad de que se produzca ese daño por la severidad del mismo; lógicamente, los riesgos con alta gravedad son prioritarios a la hora de aplicar medidas preventivas. Para calificar un riesgo laboral desde el punto de vista de su gravedad, deberá valorarse de forma conjunta la probabilidad de que este se produzca y la severidad del mismo.
Ejemplo:
Una Empresa posee dos fábricas que se dedican a la misma actividad.
La fábrica A es un edificio antiguo, que carece de las condiciones elementales de seguridad estructural.
La fábrica B es una edificación nueva y moderna, diseñada con criterios de seguridad.
La probabilidad de que suceda un incendio es igual en las dos fábricas (igual proceso); sin embargo, por las diferencias estructurales de ambos edificios, la severidad del daño que un incendio podría ocasionar en la fábrica A (incluido el posible derrumbamiento del edificio) es mucho mayor que en la B.
Por ello la gravedad del riesgo de incendio en la fábrica A es mayor que en la fábrica B.