La respuesta deberá ser matizada. Alguien debe necesariamente tener la responsabilidad de la calidad y debe poder dedicarle un tiempo mínimo. No se trata de una opción de llevar la calidad por separado, sino que las tareas mínimas deben realizarse de todos modos.
Confiar esta función a la persona que tenga actividades más bien alejadas del trabajo productivo habitual de la empresa es una condición de éxito de esta fórmula.
Igualmente es posible compatibilizar la responsabilidad de la calidad con una o varias organizaciones. La mejor opción para las pymes sería un consultor externo, siempre perfectamente formado y actualizado y dedicando el tiempo mínimo imprescindible en su organización.
Pensar que el sistema va a sobrevivir por sí mismo con la buena voluntad de cada uno y sin un responsable de la calidad identificado es la solución más arriesgada. Nadie encuentra tiempo, los indicadores dejan de seguirse, los informes no están al día, la documentación tampoco, etc.